martes, 30 de noviembre de 2010

Una hectárea de geranios


Regresaste a mi vida con una colación de momentos felices igual que un alud trae consigo las vehementes onzas de la nieve durante los desprendimientos en primavera. Otra vez pienso en ti como hae un año. Así como hasta hoy necesitaba venir al cuaderno para llenar 2 o 3 cuartillas de la añoranza de ti, mezclada con las lágrimas del desahogo como la blanca crema que ensibarita al café, para que de esta manera la sentimentalosa cartarsis me permitiera continuar con mi vida por un ratito: pues ahora, vida mía, deberé venir a escribir acerca del emocionante desbordamiento de esta felicidad, tan inmensa como aquella amargura.

No encuentro las palabras justas para decir te amo sin decirlo. Y que esas otras palabras representen con la misma intensidad a las emociones que desde octubre germinan indetenidamente desde lo profundo de mi corazón, igual que germinaría una hectárea de campo poblada de geranios.





6 de octubre de 2010

1 comentario:

  1. Todas as mujeres quisieramos que esas palabras nos sean dedicadas... son tan hemosas...

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